HACIA UNA FORMACIÓN
DOCENTE DE LECTORES CRÍTICOS: LOS DOCENTES COMO AUTORES DEL CURRICULUM
EXPERIENCIA EN LA
REGION CENTRO- NORTE DE LA PROVINCIA DE SANTA FE
Por María
Laura López
Los
Lineamientos Curriculares proponen abordar la significación como eje central
para el aprendizaje de la lengua y la literatura, definiéndola como una
dimensión que tiene que ver con los diferentes caminos a través de los cuales
los humanos damos el significado y sentido a los signos, es decir, diferentes
procesos de construcción de sentidos y significados; esta dimensión tiene que
ver con las formas como establecemos interacciones con otros humanos y también
con procesos a través de los cuales nos vinculamos a la cultura y sus saberes.
De
este modo, teniendo en cuenta el concepto y los cinco ejes o nodos curriculares
expuestos anteriormente, los Lineamientos proponen el cambio de concepto de
lectura y, por ende, del lector planteado tradicionalmente en la escuela; de
tal forma que el acto de leer pasa de referir exclusivamente la comprensión de
significado del texto a ser considerado como Un proceso de interacción entre un
sujeto portador de saberes culturales, intereses deseos, gustos, etcétera, y un
texto como el soporte portador de un significado, de una perspectiva cultural,
política, ideológica y estética particulares, y que postula un modelo de lector
[…] En este sentido, el acto de leer se entenderá como un proceso significativo
y semiótico cultural e históricamente situado, complejo, que va más allá de la
búsqueda del significado y que en última instancia configura al sujeto lector.
Observamos entonces una propuesta de lectura que considera al lector como uno de los elementos centrales en la interpretación y al acto de leer como un proceso de construcción de significados a partir de la interacción texto, contexto y lector; define además, la producción de sentido en los tres momentos de la mímesis o espirales de lectura analizados en el capítulo anterior. Desde los cinco ejes temáticos propuestos para la construcción de la propuesta curricular en lenguaje, la espiral de lectura toma aún mayor fuerza pues se considera el proceso en sus tres momentos entreverados en los cinco ejes curriculares, que interpretamos de la siguiente forma:
el eje referido a los procesos de construcción de sistemas de significación nos presenta a un lector que se acerca al código escrito con un conocimiento previo, de tal forma que el manejo del código alfabético convencional se convierte en un punto de llegada y no un punto de partida en el desarrollo natural de la significación en el niño (M.E.N. 2002: 30). En nuestro estudio, este eje nos permite conocer la forma como el estudiante se acerca a la lengua y hace uso de ella para plasmar su interpretación sobre el texto leído. Se aclara, además, que la adquisición del sistema de significación no es exclusivo del código escrito pues otros sistemas simbólicos como las señales, los símbolos, el lenguaje gestual y el lenguaje de la imagen también contribuyen en el proceso; sin embargo, es el lenguaje verbal y de éste el código escrito, el que con mayor énfasis se trabaja en la escuela. El otro eje está referido a los procesos de interpretación y producción de textos: en primera instancia nos define el texto como un tejido de significados que obedece a reglas estructurales semánticas, sintácticas y pragmáticas; por otro lado, aclara que en el proceso de interpretación el lector tiene en cuenta tres tipos de procesos: intratextuales, intertextuales y extratextuales. De esta forma el lector competente no sólo considera en el proceso de interpretación los elementos estructurales del texto (microestructuras y macroestructuras, estrategias de coherencia y cohesión y léxicos particulares), sino que tiene en cuenta los elementos sígnicos aportados desde otros textos, elementos que permitirán al lector, entre otras cosas, el reconocimiento de la presencia de diferentes voces, contextos, ideologías, intencionalidades, épocas y culturas en el texto, de tal forma que la comprensión es definida como un proceso interactivo en el cual el lector ha de construir una representación organizada y coherente del contenido del texto, relacionando la información del pasaje con los esquemas relativos al conocimiento previo de los niños.
Observamos entonces una propuesta de lectura que considera al lector como uno de los elementos centrales en la interpretación y al acto de leer como un proceso de construcción de significados a partir de la interacción texto, contexto y lector; define además, la producción de sentido en los tres momentos de la mímesis o espirales de lectura analizados en el capítulo anterior. Desde los cinco ejes temáticos propuestos para la construcción de la propuesta curricular en lenguaje, la espiral de lectura toma aún mayor fuerza pues se considera el proceso en sus tres momentos entreverados en los cinco ejes curriculares, que interpretamos de la siguiente forma:
el eje referido a los procesos de construcción de sistemas de significación nos presenta a un lector que se acerca al código escrito con un conocimiento previo, de tal forma que el manejo del código alfabético convencional se convierte en un punto de llegada y no un punto de partida en el desarrollo natural de la significación en el niño (M.E.N. 2002: 30). En nuestro estudio, este eje nos permite conocer la forma como el estudiante se acerca a la lengua y hace uso de ella para plasmar su interpretación sobre el texto leído. Se aclara, además, que la adquisición del sistema de significación no es exclusivo del código escrito pues otros sistemas simbólicos como las señales, los símbolos, el lenguaje gestual y el lenguaje de la imagen también contribuyen en el proceso; sin embargo, es el lenguaje verbal y de éste el código escrito, el que con mayor énfasis se trabaja en la escuela. El otro eje está referido a los procesos de interpretación y producción de textos: en primera instancia nos define el texto como un tejido de significados que obedece a reglas estructurales semánticas, sintácticas y pragmáticas; por otro lado, aclara que en el proceso de interpretación el lector tiene en cuenta tres tipos de procesos: intratextuales, intertextuales y extratextuales. De esta forma el lector competente no sólo considera en el proceso de interpretación los elementos estructurales del texto (microestructuras y macroestructuras, estrategias de coherencia y cohesión y léxicos particulares), sino que tiene en cuenta los elementos sígnicos aportados desde otros textos, elementos que permitirán al lector, entre otras cosas, el reconocimiento de la presencia de diferentes voces, contextos, ideologías, intencionalidades, épocas y culturas en el texto, de tal forma que la comprensión es definida como un proceso interactivo en el cual el lector ha de construir una representación organizada y coherente del contenido del texto, relacionando la información del pasaje con los esquemas relativos al conocimiento previo de los niños.
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